martes, 8 de diciembre de 2009

Las Dietas "Milagrosas" Hiperproteicas: Tres razones por las que fallan








El ensayista americano H. L. Mencken una vez dijo que "por cada problema complicado existe una solución simple - y es incorrecta”. Su observación sigue siendo oportuna cuando se aplica a la actual moda de las dietas milagrosas.

La pérdida de peso incluye muchos factores, incluyendo el consumo de calorías, el hábito del ejercicio y la creencia sobre una “correcta” manera de comer. Enfrentando este dilema, muchas personas buscan un arreglo simple. Los autores de dietas malas responden rápidamente, haciendo circular sus ideas a través de libros populares, conferencias y charlas.


Las dietas hiperproteicas comparten afirmaciones comunes
Los libros que promocionan dietas bajas en calorías y ricas en proteínas son actualmente los más “calientes”. Por ejemplo, La Energía de las Proteínas, Incorpórese a La Zona, La Revolucionaria Dieta del Dr. Atkins y La Milagrosa Dieta en 5 Días.
Aunque los planes difieren en detalles, comparten algunas afirmaciones:

Mito # 1: Si comemos muchos carbohidratos, tendremos demasiada insulina en nuestro cuerpo. El exceso de insulina nos coloca en lo que un escritor llama “el infierno del carbohidrato”. Es resultado es supuestamente el aumento de enfermedades cardíacas, cáncer, artritis, y un gran número de problemas en la salud.
Mito # 2: Los seres humanos gozaron originalmente de una dieta alta en proteínas. Nuestros cuerpos genéticos "se templan" a esta manera de comer.
Mito # 3: Usted puede perder peso rápida y permanentemente consumiendo más proteínas y comiendo pocos carbohidratos.
En suma, estas dietas dicen "hola carne, pollos, pescados, y huevos y adiós frutas, vegetales, y cereales."

Tres razones para dudar de estas afirmaciones
En realidad, el peso de la evidencia científica contradice la exageración de la proteína alta:
La insulina es una hormona que mueve la glucosa desde la circulación sanguínea hasta las células del cuerpo. Por lo tanto, la insulina es crucial para la salud humana, lanzando la energía que necesitamos para continuar con nuestra vida diaria.
Incluso si aceptamos para evitar algún tipo de discusión, que la nutrición humana se centró una vez en las proteínas durante un periodo, esto no significa que las dietas altas en proteínas sean las más optimas para nuestra salud, especialmente porque vivimos más años que nuestros antepasados y tenemos más tiempo para acumular grasa. Los alimentos altos en proteínas son probablemente los más altos en colesterol y grasas saturadas - sustancias que pueden promover enfermedades cardíacas y diferentes tipos de cáncer.
La pérdida de peso gracias a las dietas altas en proteínas producen primero una gran pérdida de agua. Sin embargo, el control a largo plazo del peso significa la pérdida de grasa, una meta que llama al cambio del hábito de comer. Aun si se pierde entre 10 y 20 libras con estas dietas, los estudios demostraron que uno está extremadamente propenso a ganarlos una vez que salga del programa.
Los arreglos rápidos raramente conducen a cambios a largo plazo
Hay poca evidencia de que la gente se apegue a una dieta milagrosa por mucho tiempo. A menudo, las dietas no pueden dar las herramientas necesarias para hacer frente a dilemas comunes.
"Al principio la dieta estimula el interés porque se está haciendo algo diferente", dice Jennifer K. Nelson, dietista clínica de la Clínica Mayo, en Rochester, Minnesota. "Pero a largo plazo, se debe hacer frente al helado casero de la madre, las vacaciones, o en la calle cuando se detiene en un lugar de comidas rápidas. Entonces la dieta se vuelve una bola y una cadena. El mejor programa lo equipa para lidiar con estas situaciones comunes", dice Nelson.

"En dietas altas en proteínas la gente puede temporalmente perder grandes cantidades de peso, e incluso puede bajar el colesterol de la sangre, azúcar y triglicéridos", dice el Dr. John McDougall, "pero este método no es saludable". En una dieta baja en calorías, como la Dieta de Atkins, el cuerpo quema grasa, y con productos como estos están las cetonas, que suprimen el apetito y pueden causar náuseas. McDougall puntualizó que esta misma condición de acetonemia ocurre cuando las personas se enferman; y deben descansar y recuperarse más que verse forzados por el apetito a juntar y preparar comidas. "Porque simulan un estado parecido a las enfermedades serias" dice McDougall, "a estas dietas yo las denomino: enférmese usted mismo".

Otra razón por la cual merecen este título es que contienen cantidades significativas de los mismos alimentos - las carnes - que la Asociación Americana contra el Cáncer y la Asociación del Corazón nos dicen que contribuyen a las causas más comunes de muerte y discapacidad.

La razón por la cual el colesterol, el azúcar y los triglicéridos se pueden reducir en dietas altas en proteínas, es porque la gente come mucho menos, a causa de la pérdida del apetito, y algunas veces tiene náuseas. Resultados similares, por razones similares, son vistos con la quimioterapia. En general los beneficios son temporales porque no es agradable sentirse enfermo -- por lo tanto se vuelve a la antigua forma de comer.

Hay una respuesta más simple, más sana a la obesidad: comer la comida que la gente delgada ingiere alrededor del mundo; por ejemplo, la gente sana de Asia que prospera con dietas altas en carbohidratos complejos, ricas en vegetales y basadas en el arroz.

Investigaciones demostraron que un lento y constante acercamiento a la pérdida de peso es lo que mejor funciona:

Restringir las calorías moderadamente y naturalmente adoptar una dieta a base de plantas.
Centrar la dieta en alimentos bajos en grasas y altos en carbohidratos como las frutas, las verduras y los cereales integrales.
No exagerar con las proteínas.
Seguir un régimen de ejercicio que pueda adoptar como permanente parte de su vida saludable.

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